Ayer me pasó una cosa que quiero compartir para que comprobéis que pese a mi grandeza, soy humano. Andaba yo en mi coche despistado como siempre, pasando por una calle estrecha de doble sentido de las que tanto abundan por mi barrio.
Como venía un coche de frente, me aparté a un lado para dejarle paso. Cuando el otro vehículo comenzó a pasar, me sorprende comprobar que se detiene. Una observación más detallada me indica que el conductor me estaba saludando, y cuando me fijo, creo reconocer a un antiguo conocido del que hace tiempo que no tengo noticias. En unas pocas milésimas de segundo, mi cerebro procesa la información, se plantean las posibles opciones, ignorarle, parar a saludarle, bajar la ventanilla, felicitarle por sacarse el carné de conducir, comentarle que tengo prisa. Finalmente surgió la respuesta adecuada a la situación, le planto unos cuernos, saco la lengua en una autentica pose de whassup!, tratando de transmitir la sensación de ser un tipo superguay y super moderno.
Pues bueno, el tipo abre la ventanilla, y ya su cara no me resulta tan familiar, ¡rayos! de hecho no le conozco de nada, y además está saludando a unos sujetos que están al otro lado de la calle. Se terminó el ensueño. Así pues, vista al frente, metes marcha, aceleras y prosigues, como si nada hubiera pasado, esperando que las lunas tintadas, no dejasen ver el rubor que ascendía en dirección a las orejas, y que la cara que se te queda no fuese demasiado estúpida.
Desgraciadamente, o afortunadamente, nadie aparte de mi y, supongo que, el otro conductor vimos lo que pasó. Ahora ya lo sabéis todos, y os podéis hacer una idea y unas risas.
Como venía un coche de frente, me aparté a un lado para dejarle paso. Cuando el otro vehículo comenzó a pasar, me sorprende comprobar que se detiene. Una observación más detallada me indica que el conductor me estaba saludando, y cuando me fijo, creo reconocer a un antiguo conocido del que hace tiempo que no tengo noticias. En unas pocas milésimas de segundo, mi cerebro procesa la información, se plantean las posibles opciones, ignorarle, parar a saludarle, bajar la ventanilla, felicitarle por sacarse el carné de conducir, comentarle que tengo prisa. Finalmente surgió la respuesta adecuada a la situación, le planto unos cuernos, saco la lengua en una autentica pose de whassup!, tratando de transmitir la sensación de ser un tipo superguay y super moderno.
Pues bueno, el tipo abre la ventanilla, y ya su cara no me resulta tan familiar, ¡rayos! de hecho no le conozco de nada, y además está saludando a unos sujetos que están al otro lado de la calle. Se terminó el ensueño. Así pues, vista al frente, metes marcha, aceleras y prosigues, como si nada hubiera pasado, esperando que las lunas tintadas, no dejasen ver el rubor que ascendía en dirección a las orejas, y que la cara que se te queda no fuese demasiado estúpida.
Desgraciadamente, o afortunadamente, nadie aparte de mi y, supongo que, el otro conductor vimos lo que pasó. Ahora ya lo sabéis todos, y os podéis hacer una idea y unas risas.
Menudo corte...
ResponderEliminarLa respuesta adecuada tanto a ésa situación como a cualquier otra parecida, es poner una medio sonrisa con la cabeza lévemente ladeada, a modo de "sí, te reconozco", y decir una frase del estilo "A ver si nos vemos pronto, ahora tengo que irme"...
Y listo.
Hipocresia power!!!
Jajajajaj, muy bueno. Creo que a todos nos han pasado cosas similares, pero como son muy vergonzantes, prefiero no comentarte ninguna.
ResponderEliminarMi consejo, es preferible que te tomen por despitao que por borde, lo digo para la próxima ve que tu sensor de sonrisas ajenas vuelva a fallar.
Un saludo
En todo caso, con los cuernos tan raros que te salen, lo más probable es que no se enterase de qué iba la vaina
ResponderEliminarJejeje, no había leído este...
ResponderEliminarA mí una vez me pasó algo parecido, pero no en coche, sino a pie, y en lugar de hacerle los cuernos, me dio por acercarme a darle un par de besos... Te podrás imaginar la cara de la chica y de ¿su madre, sería? Jajajaja. Por cosas de la vida a los 15 minutos volvimos a coincidir en una tienda y lo comentamos con risas; mantuvimos contacto (de amigos) por un par de años o más. De pronto no supimos más el uno del otro.