En fin, terminé las primeras mini vacaciones del año, unos días de relax, sol y playa en compañía de mi familia, cortesía de mi hermano pequeño, en su casa en Ibiza.
La sensación que tuve durante toda mi estancia era de nostalgia, echo de menos el mar, su sonido, su olor, su brisa.
Desde hace más de 20 años que estoy en dique seco, en el centro de la estepa, a cientos de kilómetros del mar más cercano, y aunque todos los años visito el mar una o dos veces, cada vez lo miro con más nostalgia, con más tristeza, me da pena no verle más a menudo, me da pena tenerle miedo, como cuando hace mucho que no ves a un amigo, que no sabes de que hablar.
Pero bueno, las vacaciones han sido estupendas, mini yo ha disfrutado de todo, el avión, el barco, la playa, la comida, todo. Nos hemos tostado un poco al sol, dejando atrás ese color enfermizo propio de los que pasamos horas encerrados en una oficina, también nos hemos relajado, y hemos deleitado la vista con algunos paisajes paradisiacos.
Ahora estamos de nuevo aquí, de vuelta a la realidad, al trabajo de cada día, aburrido y cochambroso, sin sol, sin mar, sin esperanza.
La sensación que tuve durante toda mi estancia era de nostalgia, echo de menos el mar, su sonido, su olor, su brisa.
Desde hace más de 20 años que estoy en dique seco, en el centro de la estepa, a cientos de kilómetros del mar más cercano, y aunque todos los años visito el mar una o dos veces, cada vez lo miro con más nostalgia, con más tristeza, me da pena no verle más a menudo, me da pena tenerle miedo, como cuando hace mucho que no ves a un amigo, que no sabes de que hablar.
Pero bueno, las vacaciones han sido estupendas, mini yo ha disfrutado de todo, el avión, el barco, la playa, la comida, todo. Nos hemos tostado un poco al sol, dejando atrás ese color enfermizo propio de los que pasamos horas encerrados en una oficina, también nos hemos relajado, y hemos deleitado la vista con algunos paisajes paradisiacos.
Ahora estamos de nuevo aquí, de vuelta a la realidad, al trabajo de cada día, aburrido y cochambroso, sin sol, sin mar, sin esperanza.
Ños, macho, no te deprimas, sé que estar en la estepa es jodido, y te lo digo por experiencia, que tras tres años en la península no pasaba ni un solo día sin echar de menos mi isla, la playita de las canteras y la brisa del mar y su vista desde mi casa.
ResponderEliminarA lo mejor, cuando te jubiles te puedes pillar una casita en la costa...soñar es gratis y te permite aguantar la mierda de la rutina diaria.
Ánimo compañero¡¡¡¡¡
Dios, te pareces al Dhudius comentando, no pasa naaada, tienes una casa de puta madre, una mujer estupenda y un hijo maravilloso, que mas quieres, Mariquita??
ResponderEliminarY la piscina es ahora más pequeña!
ResponderEliminar:o
Miguel.
Sin esperanza? No! Imposible!
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